martes, 23 de noviembre de 2010

Castillos de Cartón

"Yo... Bueno, nunca os lo he contado, pero a mí me cuesta mucho trabajo vivir. Siempre, desde siempre. Es algo difícil de explicar, como a vosotros no os pasa seguramente no lo entenderéis, pero yo siempre he sentido que vivía dentro de un túnel, a oscuras, aparte, lejos de todo. Veía luces al principio y al final, sabía que existía el mundo, más gente, el sol, la luz, las calles, mis padres, todo eso, pero no podía salir, ni siquiera quería salir de allí, era demasiado esfuerzo. Nunca os lo he contado, pero a mí me da todo mucha pereza, despertarme por la mañana, levantarme de la cama, vestirme, desayunar, todo eso me cansa mucho, estoy muy cansado antes de hacer nada, tengo que obligarme a hacer las cosas que los demás hacen sin darse cuenta, y a medida que consigo hacerlas, me siento menos cansado, y no más, es muy raro... Con lo único que no me pasa eso es con la pintura. Pintar es muy importante para mí, pero también lo es para vosotros, ¿no?, para todos los que pintan, y sin embargo, los demás han sido niños normales, con amigos, con novias, con ganas de salir, y de ir al cine, y de hablar, y eso... Yo no tengo ganas de nada, o mejor dicho, no tenía ganas de nada hasta que os conocí, a ti primero, Jaime, y después a ti, José. Nunca había tenido amigos de verdad. Bueno, tenía amigos, ellos creían que éramos amigos, en el colegio y eso, pero... Me costaba mucho trabajo estar, simplemente eso, estar, y hablar, y comer, y sonreír cuando escuchaba un chiste.' Lo hacía de vez en cuando, eso sí, pero sólo porque sentía que tenía que hacerlo para ser normal, (...) y eso me cansaba tanto, tanto, tenía tantas ganas de quedarme un día en la cama y no volver a levantarme nunca más, a veces hasta tenía ganas de morirme durmiendo, un día cualquiera, y no volver a despertarme, no volver a estar cansado, ni a tener que reírme sin ganas, no volver a pintar para no tener que volver a decirme que eso sí merecía la pena... (....) Había cosas que me daban mucha más angustia, la tristeza, el cansancio, esa sensación de que todo me venía demasiado grande, de que nunca lograría llenar nada, encajar en ninguna parte, descansar de verdad. Hasta que os conocí. Y me enamoré de vosotros dos. De José desde luego, pero también de vosotros, de nosotros, de lo que somos los tres juntos. No sé si me entendéis. "