sábado, 13 de octubre de 2012

(...)pero le pasó (a Kafka) lo que a mí:
   se separó
   fue demasiado lejos en la soledad
   y supo -tuvo que saber-
   que de allí no se vuelve
   se alejo -me alejé-
  no por desprecio (claro es que nuestro orgullo es infernal)
  sino porque una es extranjera
  una es de otra parte,
  ellos se casan,
  procrean,
  veranean,
  tienen horarios,
  no se asustan por la tenebrosa
  ambigüedad del lenguaje
  (no es lo mismo decir Buenas noches que decir Buenas noches)
  El lenguaje
  -yo no puedo más,
  alma mía, pequeña inexistente,
  decidíte;
  te la picás o te quedás,
  pero no me toques así,
  con pavura, con confusión,
  o te vas o te la picás,
  yo, por mi parte, no puedo más.

No hay comentarios: